Como homenaje a las y los profesores, un espacio artístico interactivo ha nacido en la Rectoría del Tecnológico de Monterrey, cuya pieza central es una réplica a gran escala de la escultura del reconocimiento de egresados “Dejando Huella”.
Lo que inició como una manera sostenible de reutilizar materia imperfecta sobrante, hoy se ha convertido en una pieza escultórica representativa, no solo de este premio, sino del impacto de todos los docentes a través de los años.
Román Martínez, en su rol como directivo y profesor del Tec de Monterrey (hoy jubilado), coordinó este proyecto, el cual, espera se convierta en un referente para la facultad.
“Queremos que se vuelva un homenaje permanente para todos los profesores, que se pueda volver algo icónico, algo a lo cual cualquier profesor, sobre todo las nuevas generaciones, vea como algo aspiracional.
“La labor de un profesor a cualquier nivel es una vocación de servicio, con que llegues al corazón, al alma, de un estudiante, ya trascendiste. Eso significa mucho en el mundo de la docencia y es lo que hemos querido plasmar”, expresó.

Un homenaje que celebra la labor docente
Diseñado, desarrollado y producido por los profesores y artistas de la Escuela de Arquitectura, Arte y Diseño, Bárbara Muñoz de Cote e Ismael Rodríguez, del campus Guadalajara del Tec, el homenaje buscó incluir como elemento central una réplica escultórica a gran escala del reconocimiento “Dejando Huella”.
La iniciativa Dejando huella fue creada por la comunidad de egresados para reconocer a docentes que han trascendido en la vida profesional y personal de sus estudiantes.
“Esta escultura es una alusión de que las decisiones, por mínimas que sean, superan toda escala, de lo comunitario a lo global, para establecer una analogía en la que el salón de clases se convierte en un ejercicio de proyección del mundo en el que queremos vivir”, dijo la docente.
De acuerdo con los artistas y Martínez, la idea se enfocó en unir los símbolos o estatuillas individuales y hacer de ellos una colectividad representada por un solo elemento completo.
“Tenemos una base sólida como un cimiento que podría verse como una representación de esta institución y de la comunidad que estamos generando como docentes”, indicó Rodríguez.
El amalgamado que se hace con las piezas pequeñas a través de emparrillados en la base de la réplica, destacó Román, simbolizan a su vez el proceso formativo completo de un estudiante durante un programa de estudios.
Siendo así, el coordinador explicó cómo este conjunto de piezas pequeñas también alude a la aportación de los profesores de diversas disciplinas que enriquecen y construyen el perfil de los egresados que salen a transformar el mundo.
Adicionalmente, la escultura fue rodeada por espejos colocados de manera paralela alrededor de la pieza, creando así un efecto “infinito” que alude al impacto y trascendencia de la labor docente y su legado.
“Es un concepto basado en la frase de Henry Adams que dice que: 'El profesor trabaja para la eternidad; nadie puede decir dónde acaba su influencia', y eso es lo que los profesores que dejan huella transmiten a sus estudiantes”, dijo Román.

Transformando "imperfectos" en potencial
Las estatuillas que conforman la pieza central del homenaje, fueron piezas escultórica diseñadas para este reconocimiento y entregadas durante el 80 aniversario del Tec en 2023.
Con una geometría que enlaza tres T que simbolizan el impacto de la labor docente como talentosa, transformadora y trascendente, elementos del mural de Rectoría y variantes en color, las piezas creadas también buscaban seguir un proceso sostenible.
“El proceso involucró cemento, pigmentos, aditamentos para hacer concreto, arena, y al momento de implementarlos, queríamos analizar la huella de carbono y el impacto medioambiental que tendría la producción”, dijo Bárbara.
“Desafortunadamente, por el mismo proceso que involucra hacer estas estatuillas, hay algunas piezas que terminan con imperfecciones, ya sea de color o en la forma, que no nos permitió entregar todas las que creamos y terminamos con sobrantes”, añadió Ismael.
Preocupados junto con Román por encontrar una solución sostenible para reutilizar la “merma”, es como se concibió la idea de crear una réplica a mayor escala con los reconocimientos “imperfectos” al reconceptualizar su significado.
Según Rodríguez, volviendo a pensar en el significado de las tres T de las estatuillas, sus percepciones sobre estas piezas “malas” o “fallidas” fue transformado al enfocarse en su potencial y en lo que hacía a cada una única.
“Nos dimos cuenta de que no teníamos piezas malas, simplemente faltaba sacar su potencial, tal como un estudiante; porque no hay estudiantes malos, todas y todos están en un proceso único y personal que tenemos la labor de apoyar.
“Creo que esa fue la parte más significativa del proyecto, y al final, lo que nos hizo tener mucho más cuidado con estas piezas que con las originales, ya que había que trabajar con los detalles que las hacían únicas, igual que en un salón de clases”.
“Nos dimos cuenta de que no teníamos piezas malas, simplemente faltaba sacar su potencial, tal como un estudiante".

Proyecto que vive y trasciende con su comunidad
Si bien la instalación dialoga entre diferentes áreas como las creativas y ambientales, Martínez destacó que más allá de una réplica a gran escala, se trató de crear un homenaje que viviera e interactuara con la comunidad.
Optando por situar la pieza en el sótano de Rectoría, el diseño del espacio se pensó de manera en que tanto profesores como estudiantes interactúen con ella, generando una experiencia que estimule la reflexión.
“Se busca que cada visita a este espacio no solo sea un momento de admiración, sino también de autoconocimiento y relación con el legado docente que cada profesor deja a sus estudiantes que no siempre acaba con ellos”, aclaró Román.
En el espíritu de reconectar con la vocación y reconocer el impacto que los profesores dejan en la vida de los estudiantes, aquellos a su alrededor y a quienes éstos enseñen, la idea de la trascendencia volvió a subrayarse.
“La pieza también fue pensada con esta visión de futuro, de flexibilidad, de adaptabilidad; las placas en acrílico que tiene con su explicación se pueden cambiar conforme el paso del tiempo para que siempre se vaya transformando”, explicó.
“Al final, la palabra clave es potencial. Nosotros no sabíamos de lo que éramos capaces, siempre surgía algo más, algo distinto que podíamos aprovechar, y en cada paso Román nos iba encaminando, creando un proyecto muy circular”, recalcó Rodríguez.
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