Desde la grabación en discos de pasta hasta la manipulación digital del sonido, Jacques-Diego Losa, investigador del Instituto Nacional del Audiovisual (INA) de Francia, compartió su perspectiva sobre la evolución del diseño sonoro y la música electroacústica.
A través de su masterclass, impartida a estudiantes del Tec campus Estado de México, Santa Fe y Ciudad de México, brindó una exploración teórica y práctica sobre la creación y experimentación del sonido en un mundo tecnológico.
Resaltó que la inteligencia artificial (IA) no es el principal medio para crear nuevos sonidos en la actualidad y que, si bien ha tenido un impacto en la industria creativa, esta es una herramienta más que se suma a las capacidades tecnológicas de los músicos.
“El mismo miedo que algunos sienten ahora respecto a la IA en la música lo sintieron los músicos del siglo pasado con la llegada de las cajas de ritmos y los sintetizadores. Al final, no reemplazamos a nadie, pero podemos hacer más fácil nuestro trabajo.
“Hagamos un recorrido por la cultura sonora. Debemos conocer de dónde vinen las cosas y hacia dónde van para poder realmente comprenderlas y trabajar con ellas”, dijo Losa.

Del disco al código
En los años 40, Pierre Schaeffer, compositor e ingeniero de la radio y televisión francesa, comenzó indagar sobre la manipulación del sonido usando discos de pasta, que tenían una duración máxima de 5 minutos.
“Él grababa programas enteros en estos discos al más puro estilo de un DJ moderno, haciendo coincidir la última parte de un disco con la primera parte del siguiente, logrando enganchar los sonidos.
“No obstante, se quedaba escuchando el final una y otra vez, iniciando a trabajar con la repetición del sonido, creando obras y un estilo único que se denominó música concreta”, explicó Diego Losa.
La música concreta es un género electroacústico que utiliza sonidos grabados preexistentes, cortándolos, pegándolos, superponiéndolos, cambiándoles la velocidad y manipulándolos para crear una obra sonora.
Losa explicó que, a diferencia de la música tradicional, la música electroacústica es aquella que es hecha con sonidos captados de la realidad, alterados de manera digital, y sonidos electrónicos.
En un principio, en los años 80, estos sonidos se realizaban a través de computadoras de gran tamaño. Para conseguirlo, el músico debía hacer un código que procesara el sonido con las indicaciones que este brindara.
“Nos limitábamos a codificar durante horas aquellos sonidos que podían durar solo algunos segundos. Si fallábamos en el código, todo el proceso debía repetirse una vez más”, dijo entre risas Diego Losa.
Por su parte, el diseño sonoro es la técnica que, usando elementos de la música electroacústica, pretende imitar un sonido para vestir una escena o algo que no existe. Por ejemplo, el sonido de una ballena a partir de la grabación de una voz humana.

Hoy en día, los músicos electroacústicos tienen a su disposición herramientas que simplifican el proceso de crear nuevos sonidos a partir de un software que añade funciones específicas a un programa base. A estas se les denomina plugins.
“Lo que antes tardaba horas y podía salir mal, hoy lo podemos manipular en tiempo real, generando resultados más precisos y dinámicos”, resaltó Diego Losa.
Para el investigador del INA, la tecnología de hace 30 años a ahora fue vertiginosa y, con la inteligencia artificial habrá una pausa.
“La IA como asistente personal del músico puede funcionar. Habrá quien quiera hacer todo con ella, pero pasará esa moda porque carecerá de creatividad. Al final es el humano quien decide”, señaló.
Una vida llena de música
Diego Losa es flautista y saxofonista. Inició tocando música clásica y de forma paralela hacía tango, jazz y salsa; todo esto en Argentina, su país de origen.
“Estuve un año en el conservatorio de música, pero se me hizo tan lento que preferí buscar un profesor de primer nivel por fuera y pagármelo yo mismo. Para ello trabajé en casas de música y dando algunos cursos”, recordó.
Su talento lo llevó a entrar a la orquesta juvenil de la Radio Nacional de Argentina en la época del fin de la dictadura militar. No obstante, de acuerdo con Losa, como la música no era vista por los militares como algo importante, cerraron la orquesta y él se quedó sin trabajo.
Por tal motivo, decidió visitar al director del Laboratorio de Investigación y Producción Musical de Buenos Aires (LIPM), que fue el primer laboratorio de música electroacústica en América, creado en 1958.
“Le dije al director, a quien considero mi padrino musical, que no tenía trabajo. Ahí me ofreció ser técnico en la cabina de un auditorio que estaban por inaugurar. El problema: yo no sabía nada de técnica”, relató Diego Losa.
Con la inauguración a la vuelta de la esquina, Losa tomó un curso en el LIPM con ingenieros alemanes para montar completamente el auditorio, colocando, conectando y soldando cables de audio.
Esta experiencia, además de su conocimiento técnico y práctico sobre la música, llevaron a Losa a ser el jefe de cabina de ese auditorio durante 5 años.
“Hoy podemos generar resultados sonoros más precisos y dinámicos”.
Para Diego Losa, una de las claves de su éxito personal y profesional redica en no haber abandonado su instrumento ni la composición.
“Siempre, paralelamente, estudiaba composición con mi jefe, profesor y ahora amigo. Esto me abrió la posibilidad de ser ingeniero de sonido del LIPM. Gracias a ello inició mi carrera como músico electroacústico”, mencionó.
Tras un intercambio de 4 años entre la Universidad de Stanford, la Universidad de San Diego y la Universidad de Buenos Aires, en el que Losa fue el técnico oficial, llegó al Groupe de Recherches Musicales (GRM), en Francia.
Se trata del grupo más antiguo de música experimental del mundo, fundado en 1948, por Pierre Schaeffer, precursor de la música concreta.
Allí, ha trabajado en la creación de tecnología que ha permitido que hoy en día existan programas con multipistas de audio y la manipulación del sonido en tiempo real.
“Con estas tecnologías generadas, nuestro primer cliente fue George Lucas, director de cine que utilizó nuestros plugins para el diseño sonoro de su película Star Wars, a partir de los años 90”, concluyó.

Diego Losa enfocó su clase a estudiantes de la licenciatura en Tecnología y Producción Musical en 3 campus de la Ciudad de México: Tec campus Estado de México, Tec campus Santa Fe y Tec campus Ciudad de México.
Esta experiencia fue posible gracias a un convenio de colaboración entre la Embajada de Francia en México, la Escuela de Arquitectura, Arte y Diseño y la Escuela de Humanidades y Educación del Tec, firmado en el 2024.
NO TE VAYAS SIN LEER: